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Ventajas del diagnóstico de celiaquía vs el autodiagnóstico


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El diagnóstico de celiaquía puede suponer en muchas ocasiones años de especialista en especialista, o meses esperando pruebas para comprobar si somos o no somos celiacos. Son muchos los pacientes que ante estas largas esperas, se autodiagnostican y eliminan el gluten de su dieta. Pero los expertos recomiendan llegar a un diagnóstico de celiaquía definitivo por diversas razones. Os las explicamos.


El diagnóstico de celiaquía no es sencillo y suele dilatarse en el tiempo durante meses o años, mientras el paciente convive con síntomas de lo más variados y difusos que pueden despistar al médico a la hora de despertar en él la sospecha de celiaquía.


A día de hoy los médicos especializados en Digestivo y Celiaquía se encuentran en la consulta con numerosos casos de pacientes que ya han retirado el gluten de la dieta y en casos así la única forma de saber si el paciente es o no celiaco, es mediante la reintroducción del gluten. Es una de las grandes desventajas del autodiagnóstico frente a obtener un diagnóstico firme por parte del especialista.


-Información para nosotros y toda nuestra familia


La celiaquía es una enfermedad que requiere predisposición genética. Si esta prueba que forma parte del protocolo de diagnótsico de la celiaquía, nos ofrece resultados negativos, podremos descartar en un 99% la enfermedad celiaca. Esta información es muy valiosa, porque no sólo nos afecta a nosotros sino que también afecta a nuestra familia. Es decir, si nosotros no tenemos genética compatible con celiaquía y nuestra pareja tampoco, no podremos transmitírsela a nuestros hijos. En cambio, si el resultado de la prueba genética sí arroja compatibilidad, podremos desarrollar la enfermedad (o haberla desarrollado ya), podremos transmitirle a nuestros hijos los genes compatibles con la celiaquía y además es posible que en nuestra familia haya más personas predispuestas genéticamente.


Por eso la prueba genética de celiaquía es fundamental, porque nos informa a nosotros y a toda nuestra familia. Eso sí, tiene que ser completa, como las que realizan en el laboratorio GENYCA, donde estudian todos los genes que pueden estar relacionados con la celiaquía.


-Más propensos a enfermedades autoinmunes


La celiaquía es una enfermedad autoinmune, es decir, el sistema inmunitario de un celiaco, el que nos defiende de elementos dañinos, confunde al gluten con un enemigo y le ataca ocasionando daños en las vellosidades intestinales. Las enfermedades autoinmunes funcionan así, es un daño que nos ocasiona nuestro propio sistema. Cuando nos diagnostican una enfermedad autoinmune, como es la celiaquía, debemos saber que somos más propensos a desarrollar otras enfermedades autoinmunes como puede ser la diabetes tipo I, el hipotiroidismo de Hashimoto, etc. Con un diagnóstico de celiaquía definitivo, tendremos esta importante información y si en algún momento aparecen síntomas de otras enfermedades acortaremos los tiempos de espera para un posible diagnóstico. Si por el contrario no sabemos si somos celiacos o sensibles al gluten, no sabremos si tenemos mayor riesgo de desarrollar otro tipo de enfermedades autoinmunes.


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-Descartar otras enfermedades con síntomas similares a la celiaquía


Según explican los expertos, uno de los grandes problemas del diagnóstico de celiaquía, es que los síntomas que presenta son muy variados y pueden deberse a un gran número de enfermedades. Hay que tener en cuenta que la celiaquía es una enfermedad sistémica, como señala la guía 0 Gluten, es decir que los síntomas pueden afectar a cualquier órgano o sistema. Por eso es importante que el diagnóstico de celiaquía sea firme, porque hay que descartar otro tipo de patologías que se pueden manifestar de forma similar. Por ejemplo, el colon irritable, una infección por helicobacter pylori u otras intolerancias alimentarias.


-Seguimiento de la celiaquía


Como toda enfermedad crónica, es decir, la enfermedad celiaca no se cura, una persona diagnosticada de celiaquía debe ser controlada y seguida por su médico: análisis para comprobar que los anticuerpos (en caso de que hayan subido) bajan, análisis para comprobar que no hay déficit de hierro (anemia ferropénica) vitamina B12, calcio, vitamina D, etc y con una periodicidad que determinará el profesional, una gastroscopia para comprobar que el intestino se va recuperando. Si no tenemos un diagnóstico de celiaquía “oficial”, nuestro médico no nos realizará estos necesarios controles.


Información sobre la celiaquía


Es cierto que normalmente la información que nos dan en la consulta del médico cuando nos confirman el diagnóstico de celiaquía, es más bien escueta, a veces incluso errónea (qué desgracia!), pero hay ciertos datos importantes que obtendremos en la consulta, como es por ejemplo, el hecho de que la enfermedad celiaca tiene un componente genético y por lo tanto será muy importante que nuestros familiares se hagan también las pruebas de la celiaquía, sobre todo si alguno tiene síntomas u otra enfermedad autoinmune, para comprobar si ellos también pueden serlo.


Cuando tenemos un diagnóstico de celiaquía, sin ningún tipo de duda, será más fácil realizar correctamente una dieta sin gluten porque estaremos informados de que la más mínima cantidad de gluten dispara nuestro sistema inmunitario. Cuando sólo pensamos “el gluten me sienta mal” podemos tender a cometer transgresiones de vez en cuando, y si realmente somos celiacos, esto es un grave error.


¿Por qué se produce el autodiagnóstico de celiaquía?


La teoría y las razones por las que se recomienda obtener un diagnóstico firme, están claras. Pero en la práctica es muy difícil aconsejar a una persona que espere seis meses para realizar una biopsia intestinal y comprobar así que realmente se trata de celiaquía. Normalmente, ante la desesperación que provocan unos síntomas que no cesan, el paciente experimentará antes para ver si el gluten es el que causa todos esos síntomas. Cuando se produce esa mejoría, llega el autodiagnóstico y en mucho casos se cancela la biopsia ya que para hacer esta es necesario estar tomando gluten.


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En otros casos, con familiares celiacos, el profesional de la salud no piensa en una posible celiaquía porque los síntomas que presenta el paciente son extradigestivos y menos conocidos, o porque tras una serología con resultado negativo, considera que se puede descartar la celiaquía, cuando no es así y habría que seguir haciendo pruebas.


Se dan también casos en los que tras unas pruebas inconcluyentes, síntomas y sospecha clara de celiaquía, al paciente se le recomienda eliminar el gluten pero no recibe un diagnóstico firme o se le considera sensible al gluten no celiaco.


El diagnóstico de celiaquía es clave para comprender las consecuencias que puede tener en nuestro entorno la enfermedad, en nuestra propia salud y también para que nos hagan un seguimiento, pero muchos pacientes renuncian a él porque ese diagnóstico se dilata demasiado en el tiempo o porque a pesar de que todo apunta a ello no nos realizan las pruebas adecuadas y no nos dan solución a nuestros síntomas.


Fuente de información: www.celicidad.net